El domingo 4 de febrero, un grupito de nueve personas realizamos dos visitas culturales de distinto tipo, pero ambas muy interesantes.
Empezamos a las 11:30 con una visita guiada a la Real Maestranza de Caballería, una de las instituciones más antiguas de Aragón. Su sede está en la casa palacio Dormer, muy cerca de la catedral de La Seo, y es uno de los edificios más representativos de la arquitectura civil aragonesa del Renacimiento. Este palacio fue declarado Monumento Nacional en 1931. El recorrido y las explicaciones de la guía se iniciaron en el patio central de donde arranca la escalinata que conduce a las salas, salones y diferentes dependencias que fuimos visitando. Nos llamó la atención el maravilloso trabajo en madera de la bóveda que culmina el interior del edificio, obra de un reconocido fustero (carpintero, en aragonés) de Hecho. También lo suntuoso del mobiliario y la decoración, y el hecho de que todos los miembros que componen la Institución tengan que ser personas con más de cuatro apellidos nobiliarios en el caso de los hombres y dos en el caso de las mujeres. El rey es el Hermano Mayor y en ocasiones se desplaza a Zaragoza para presidir alguna de las reuniones que se celebran.
Tras esta visita, nos dirigimos a la Lonja para contemplar la obra pictórica de un gran artista también aragonés: Hermógenes Pardos, cuya exposición abarca cincuenta años de su vida. Nos admiró su depurada técnica, tanto para el grabado como para la pintura. Sus cuadros, algunos de gran formato, unos de estilo surrealista y otros hiperrealistas, muestran la gran maestría y sensibilidad de su autor. En muchos de ellos aparecen granadas, membrillos, velos etéreos, ramas espinosas y árboles tronchados. Nos hubiera gustado haber podido hablar con el pintor para que nos explicase su simbología. De todos modos, salimos de la exposición comentando que a todos nos había gustado mucho y que seguramente algunos repetiríamos la visita. A los que no todavía no la hayáis visitado, os la recomendamos. Merece la pena. Arte y belleza en estado puro.
Acabamos la mañana tomando un rico aperitivo, en animada conversación.
Seguramente en marzo organizaremos otra mañana cultural, pues, aunque muchos conozcamos los monumentos de nuestra ciudad, es agradable volver a visitarlos de vez en cuando. Siempre nos sorprenden.
Os esperamos.


