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El curso extraordinario de la UZ fue un éxito

Los pasados días 13, 14 y 15 se llevó a cabo el curso extraordinario de la Universidad de Zaragoza “Aproximación a las realidades y necesidades de estudiantes con problemas de salud mental” con el objetivo de dar formación y pautas de actuación desde diferentes perspectivas (educación, psiquiatría, psicología, enfermería, trabajo social…) para ofrecer a los estudiantes con algún problema de salud mental una respuesta viable que sea adecuada e inclusiva. Paloma, coordinadora del curso y socia de TOC Zaragoza, ha elaborado un reportaje que ilustra perfectamente lo exitoso que fue el curso. Para ella, el balance del mismo ha sido muy positivo y confía en que sirva para estrechar lazos entre todos los involucrados y poder generar sinergias positivas que redunden en beneficio de la mejora de los afectados que es el objetivo que a todos nos une. El curso contó con 11 ponentes y la participación de varias asociaciones (TOC Zaragoza, Asperger y TGD de Aragón, Fundación APE, ARBADA, AFDA). El perfil del alumnado fue muy variado (estudiantes universitarios, orientadores y profesorado de todos los niveles educativos, profesionales del ámbito de la salud, personas con interés específico en el tema…) lo cual enriqueció el debate y el aprendizaje -como dijo una de las alumnas, “el aprendizaje fue brutal”.

Laura Martínez, miembro de nuestra Asociación, nos envía el escrito que reproducimos a continuación; en él resume el curso con tres palabras: compromiso, cooperación y visibilidad.

Desde aquí queremos agradecer a las coordinadoras del curso, Juana y Paloma, por esta interesante iniciativa que han tenido y lo bien que la han llevado a cabo; a todos los ponentes, por su profesionalidad y compromiso, a la Universidad de Zaragoza y al Gobierno de Aragón, y asimismo a todos los alumnos del curso por su participación.

“Aproximación a las realidades y necesidades de estudiantes con problemas de salud mental”

Reseña del curso extraordinario de la Universidad de Zaragoza, celebrado del 13 al 15 de julio de 2020 en el Laboratorio de Aragón Gobierno Abierto en Zaragoza.

Cuando oímos hablar de la simbiosis de salud y educación nos parece casi una utopía, algo difícil de alcanzar. Estos tres días intensos de curso, del que nuestra asociación formaba parte, hemos visto que dicha simbiosis no sólo es posible, si no que hay, y no pocas, ganas y motivación por lograrla cada día más Un curso en el que aquellos trastornos invisibles, tales como el TOC, TCA (Trastorno de la Conducta Alimentaria), Asperger o trastornos ansioso-depresivos, que son muy comunes y no afectan al rendimiento académico por cuestiones fisiológicas, han tenido protagonismo..

Estos tres días podrían resumirse, desde mi punto de vista como educadora y afectada, en tres palabras: compromiso, cooperación y visibilidad. Si yo quisiera explicar en una frase el porqué de estas tres palabras en una frase, sería algo como: “todos juntos, comprometidos y remando en la misma dirección, tratamos de visibilizar lo que siempre fue invisible”.

Compromiso nacido de primera mano por Paloma Ibarra Benlloch, coordinadora de la comisión de Educación de la asociación TOC Zaragoza, y Juana Soriano Bozalongo, profesora de la Facultad de Educación de Zaragoza. Ellas han organizado el curso, a ellas los asistentes les debemos un agradecimiento por habernos acercado a personas, vivencias y aprendizajes tan interesantes y necesarios para nuestra sociedad. Compromiso también por parte de las diferentes asociaciones participantes (asociación TOC Zaragoza, asociación Asperger Aragón, AFDA y ARBADA), puesto que han acercado a la audiencia todos estos trastornos de una manera natural y directa y que un maestro quizá no está acostumbrado a ver, como es la familia. También cabe mencionar la OUAD (Oficina Universitaria de Atención a la Diversidad), cuyas ponencias a cerca de las adaptaciones, apoyo, atención y acompañamiento que se procura al alumnado universitario han permitido visualizar el camino a seguir. 

Cooperación la defendida por los diferentes ponentes y aplaudida por los participantes, buscando, a través de las diferentes ponencias y sesiones la motivación y necesidad de remar todos juntos (psicólogos, psiquiatras, maestros, familias y afectados). Creo de vital importancia el que los maestros podamos conocer intervenciones psicológicas o pautas generales como las proporcionadas por los profesionales de salud mental de los diferentes tipos de trastornos que podemos encontrar en la realidad del aula. Así mismo, si giramos la moneda, es crucial el conocer los instrumentos y normativa para lograr la inclusión en todas las etapas educativas a través de la comunicación y el trabajo coordinado de los diferentes sectores participantes en el curso. La prevención, el apoyo, el acompañamiento, no se entiende con una falta de comunicación entre los diferentes sectores que atienden al alumnado con problemas de salud mental, y es vital para su desarrollo que todos los agentes o “actores” interpretemos nuestro papel asignado de manera adecuada. Aprendiendo el texto de la obra por separado, sin escuchar la frase que dice el anterior o el siguiente, una obra es un fracaso. Lo mismo sucede en la práctica de la educación inclusiva y el desarrollo personal del alumnado: es necesario el trabajo conjunto de profesores y profesionales de salud mental para lograr una atención educativa y superar dificultades. Lo hemos visto no sólo en ponencias de las asociaciones, si no en aquellas donde profesionales de salud mental tales como Cristina Abad, Belén Pascual, Alma Martínez de Salaza o Esther Pérez, y profesionales de la educación como Pablo Blanco y MªMar Fraj, han sido el vivo reflejo de que el trabajo en equipo es esencial: sin todas y cada una de las ponencias, no hubiéramos comprendido la importancia de uno y otro sector y del trabajo coordinado para lograr los objetivos propuestos.

Finalmente, concluyo resaltando la palabra visibilidad. Visibilidad de problemas que mucha gente tiene pero, por miedo al rechazo social, los estigmas creados y la ocultación de los problemas mentales, ocultan y están presentes en consulta y en el aula. Visibilidad para entender que las personas tienen un nombre, y, además, puede que tengan como otro de sus atributos un problema, el cual no anula ni debería anular su derecho fundamental a la educación y el desarrollo personal. En la variabilidad de las personas está la variabilidad de casuística personal que podemos encontrar, y en este curso se ha dado voz a muchos trastornos padecidos por una parte considerable de la población desde la infancia y la adolescencia. Visibilidad también la otorgada por las mencionadas asociaciones con las que contamos en Aragón y que cada día, diferentes familiares y amigos, tratan de levantar, ayudando a todo aquel que lo necesite a conocerse, con iniciativas como este maravilloso curso.

Gracias de corazón a Paloma y Juana por dirigir el curso, a la Universidad de Zaragoza por incluir esta formación entre sus cursos extraordinarios como parte de su oferta académica, a las asociaciones participantes y al Gobierno de Aragón por permitirnos emplear en estas circunstancias tan excepcionales  sus instalaciones.

Como decía Nelson Mandela, “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”. Conocemos la estrategia y el plan a seguir para ese cambio deseado de diversidad, inclusión e igualdad, contamos con todos aquellos luchadores y luchadoras que en sus consultas, aulas y hogares van incorporándose… Ahora, toca seguir caminando en pos de la artillería.

¿Creamos las personas el tiempo? El poder del control

Os dejamos aquí unas valiosas reflexiones de una compañera de la Asociación. Gracias, Laura M., por compartirlas.

REFLEXIÓN PARA NORWIN: ¿CREAMOS LAS PERSONAS EL TIEMPO? EL PODER DEL CONTROL

Este tema es uno de los que, cuando empecé a formarme en Mindfulness salió a colación. El poder del control y los problemas que genera. Parece que cuanto más avanza la sociedad, más enfermedades mentales o malestar hay en la sociedad. En una sociedad en la que tenemos más calidad de vida, parece aumentar el número de enfermedades y la cantidad de malestar. Gracias al concepto de la aceptación, me he dado cuenta de que nuestro grado de aceptación y adaptación en la vida, dependen, en gran parte, del grado de control que tenemos o creemos tener sobre algo. A mayor control, parece haber mayor bienestar, mayor sensación de dominio y felicidad. A mayor control y conocimiento, más se pueden controlar aquellos frentes que pueden hacernos sufrir (control del peso y talla de nuestros cuerpos que genera cánones y complejo, control de nuestras agendas con aplicaciones llevando al estrés en lugar de a la eficiencia, control de enfermedades pudiendo consultar Internet…) Está claro que el control es bueno en según qué ámbitos, pero es un arma de doble filo, porque cuando algo escapa de nuestras manos, no lo entendemos, o no podemos influir en el, nos cuesta aceptarlo, sufrimos y nos confrontamos con el problema. ¿Cómo voy a engordar si he tratado de controlar mi dieta al máximo? Pues, por ejemplo, esto puede estar pasándote porque la dieta te ha creado un efecto rebote que no conocías, o te ha producido tanta ansiedad ese control que ha acabado dándose la vuelta a la tortilla.

Esto creo que ha creado un círculo vicioso, en el que intentamos tener control de muchas cosas (de la comunicación a través de internet, por ejemplo, de la vida de otros a través de aplicaciones como Whatsapp)… y no nos damos  cuenta pero genera ansiedad porque no es natural. Las cosas, en la vida, son como son, y hay que aceptarlas para poder actuar en consecuencia según lo que creamos es mejor, sin añadir sufrimiento añadido o el estrés de tratar de controlar. Porque, en caso de que algo no salga como queremos o escape de nuestras manos, vamos a sufrir. Hay cosas que no podemos controlar: un atasco, la muerte de alguien, la mala conducta de alguien, las enfermedades… pero lo que podemos tratar de cambiar es la aceptación de los problemas, porque solo así podremos valorar las posibilidades que tenemos para encontrarnos mejor, encontrar una solución, o simplemente seguir adelante. Con el tiempo pasa un poco lo mismo. Tratamos de controlarlo al máximo, un semáforo nos produce estrés y nos parece eterno mientras que un encuentro con alguien a quien queremos por la calle de la misma duración nos parece efímero y tenemos ganas de más. Parece que las personas creamos el tiempo, la percepción de cada uno es diferente, y tenemos también una manía obsesa en controlarlo, creyendo que hay que exprimirlo al máximo, hacer siempre algo, para hacer que cuente.

Como profesora de niños y posible ayudante de otras personas en asociaciones o conferencias, quiero coger ese concepto de la aceptación para luchar contra el control, el cual provoca las obsesiones. Al igual que yo tengo que aprenderlo, potenciarlo y trabajarlo, quiero enseñar a que no tener el control y aceptar no es sinónimo de malestar, si no sinónimo de perspectiva y bienestar. A que aceptar o no controlar algo no implica que estés de acuerdo o te resignes, o que seas descuidado y nada te importe. Implica que aceptas las cosas tal y como vienen y, si tienen solución, vas a poder enfocarte en ellas de la mejor manera posible. En cambio, si tratas de controlar todo, esto te llevará a confrontarte con todo problema que te surja, llamando a la puerta de la ansiedad, la depresión y el sufrimiento. El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional, y yo creo que va muy ligado al control. Tenemos que ser más flexibles, vivir más el momento, aceptar las cosas como vienen, etcétera.

En el caso del TOC lo veo muy aplicable. Creo que es clave el aceptar lo que pasa, entender lo que sucede sin llegar uno a machacarse. Sólo aceptando el problema y reconociéndolo, podremos elegir una terapia, ponernos en manos de un especialista y desarrollar la terapia de la mejor manera posible.